domingo, 30 de octubre de 2011

Because Grunge


Todo el mundo tiene un talón de Aquiles, que nos muestra lo poco guays que somos. El mío son los 90, diría que porque me lo pasé muy bien durante esos años, pero es que no me acuerdo, así que no sería cierto. Y lo poco que recuerdo con claridad, puesto en frío y en una lista, un acontecido detrás de otro, suena cualquier cosa menos divertido. No se trata de que no esté satisfecha con la era digital ( obviamente, no es así: Aquí estoy) y puede que sea en parte por el asunto musical. Esto es irrefrendable, pero, y sobre todo, si intento recordarme a mi misma en los 90, acabo sentada en una acera ( la que sea) y es de noche, y tengo frío, y me arropo en mi pelliza de piel vuelta de los años setenta. Tenía un bolso de peluche de leopardo en el que llevaba una petaca de cristal llena de licor de flores chino, supongo que porque era barato para los niveles de alcohol que consumía en aquella época ( en cierta parte de la evolución del alcoholismo, resulta IMPOSIBLE emborracharse, bebas lo que bebas, y pronto descubres que la única manera buena de sacarle rendimiento al dinero que inviertes en alcohol es mantenerte bebiendo todo el día, y empezar con el desayuno. Si no, es harto improbable que consigas emborracharte. Luego eso cambia, claro.) y tengo el cráneo rapado al 1 y las orejas apunto de escarcharse. Recuerdo que había un garito especialmente apetecible en mi ciudad, que tenía un ventanal con una poyata del tamaño justo para extender la pelliza y dormir un par de horas. Y un buen DJ. Solía cerrar a las 4 y, sino cogía sueño hasta entonces, tenía que buscar una discoteca para dormir, lo que era una putada: Las discotecas, a esas horas e incluso para mi nivel de percepción de la mierda, están asquerosas, pero el problema era la música que pinchaban.  Supongo que mi afición por coger el sueño escuchando a Sepultura viene de ahí. Tampoco puedo explicar de una manera coherente el por qué de andar durmiendo por los rincones de los locales, vamos, puedo, pero no me da la real gana en este momento.


Así que pasaba la noche durmiendo por ahí, en un estado cercano a la borrachera perfecta, que es el equivalente alcohólico de la ola perfecta surfera: Inalcanzable, épico, utópico y digno de conversaciones de 8 horas al lado de el subwoofer de turno. En los 90 la farlopa no nos molaba y tampoco es que hubiéramos tenido dinero para pillarla, el dinero nos lo gastábamos en música. Se me ocurre una batalla de abuela cebolleta sobre el pirata musical del barrio, al que íbamos a visitar los domingos de mercadillo para hacerle los encargos, que diligentemente nos tendría preparados en cinta cassette el domingo siguiente, piung, ya estoy sentada de nuevo en una acera, petaca en mano, aunque es de día - horror- y no hay gafas de sol que compensen tanto dolor, pero resultaría poco ingenioso, así que dejémoslo. 

¿ Quién querría volver a vivir toda aquella mierda? ¿ Cómo van a poder idealizar los 90, ahora que están de moda de nuevo  hasta convertirlos en una mentira bonita que meter en  una cajita pequeñita y venderla en los centros comerciales otra vez ? Pues no les va a hacer falta, según parece. Hay miles de adolescentes asqueados que están haciendo suyos los 90 otra vez. Vale, en parte el culiito de Eddie Vedder es responsable, pero aún así.. Los 90  están vivos en Tumblr de una manera que resulta difícil de describir, y yo me siento entre todos esos niños, extasiada, porque, al contrario que mi generación, esta gentecilla puede hacer algo, está haciendo algo, y tienen el mismo espíritu y el mismo amor al grunge. Espectadora otra vez, en mi mejor estilo. Al fin y al cabo, los escritores vivimos exclusivamente como un efecto colateral de espiar a los demás. 


Grunge Shit es un movimiento que tendrá a dos camisetas, corrientes y molientes, pintadas en casa al mejor estilo grunge, durante 50 semanas rulando all over the world, entre 100 personas, que escribirán un diario del viaje de la camiseta por todos los continentes y esto, sólo, para que los adolescentes de Tumblr sientan que el grunge está aún vivo. Es irónico. Nada está vivo hasta que lo pones en movimiento por ti mismo.


No lo he podido evitar, clarostá. En alguna semana del año que viene, la camiseta grunge estará en mi casa, me la llevaré de copas ( sobre todo virtuales, o mi hepatitis autoinmune me dará de patadas a mi. Sí, los 90 fueron estupendos), irá a los conciertos de mis colegas, conocerá a Macizo, a Pato y a guitarra del año 96. 

Y todo esto será documentado en directo en la red. 


Because grunge. 



jueves, 27 de octubre de 2011

27 de Octubre de 2007

Hoy cumplo 4 años.





















El capitalismo se ha cargado (también) el amor: Carta abierta a Adam Smith ( Why I don't dream anymore)

Las consignas son claras.
Aguanta firme,
haz lo que es debido,
no mires el hoy.


Be sound.
Ella las sigue todas, mientras
recorre el sendero
que ella misma ha trazado.


Nadie más que ella....


Sólo es una trampa
la que te obliga a
 seguir soñando.
Se hace camino al andar.




Quién querría dejar de soñar
 si vivir se ha reducido
 a trabajar
 para ganar
 para comprar
 para tener
 para soñar
 para vivir.


 La consigna es clara:
No dejes de soñar.
No dejes de comprar.
No empieces a vivir.
Quién puede competir
 con la perfección
 que habita tu cabeza.
Quién podría,
quién querría.
Para qué.
Personas de usar y tirar también.




Tenemos el amor tan idealizado
que no lo queremos
cuando lo encontramos.
Mejor caminar añorando
que rebatir el páramo inmundo
de estar en contacto.


¿ Qué ocurriría si dejaras de soñar?




La consigna es clara:
Yo tengo el corazón salvaje.
















Asertivamente yours



Ella se imaginaba que el carácter de la soledad, asentada en sus huesos -pero no en su sonrisa-, desaparecería si se esforzaba lo suficiente. La sensación clamorosa de estar infinitamente SOLA. No la simple soledad que conlleva el no estar acompañado, sino aquella comezón que te acompaña cuando te quieres echar las manos al culo, en medio de una multitud atronadora, y no te lo encuentras. El repasar la agenda repleta y no tener, en realidad, a quien llamar para pedir ayuda, el estar tumbada en la cama, cubierta de besos y de saliva y tener la desoladora certeza de que nada real la entraba por dentro a parte de una polla.

Para conseguir su propósito, levantó todos los telones del mundo, se presentó a todas las pruebas que se cruzaron en su camino, destapó todos los velos, se llevó todas las hostias. Aprendió de los más sabios, y de los más tontos, a dejar de buscar los abrazos infantiles en los trabajos, a no doblarse su plastilina para encajar como la pieza de un puzzle en una caja equivocada en lo que los demás, a su vez, estaban buscando en ella. Aprendió a reconocer todas las trampas, y a huir de todas las pantomimas. Jugó a todos los juegos y memorizó todas las reglas, se cubrió del barro de todos los caminos ajenos, se subió a su imaginario Potala y desde allí, comprobó, una y otra vez, todos sus fallos. Los años pasaban.


Llegó un momento en el que, de verlo todo, ya no veía nada. Si el error estaba en ella, no era un cáncer extirpable, nada visible, como un lunar hecho con rotulador azul en la cara, una tarde de lluvia y de juegos, que se pueda retirar con un kleenex limpio y un poco de saliva. Es curioso, reflexionaba, como los hombres y mujeres sólo quieren, de los demás, aquello que ellos mismos no tienen, y como desprecian las verdades y el mundo precioso y oculto que se nos desvela dentro del prójimo  si estamos atentos.


Obviamente, se casó con el primero que la encontró hermosa , tuvo tres hijos, una hipoteca a 30 años y mantuvo un número considerable de regímenes de adelgazamiento por el resto de sus días. Esta no es una película de la tele, pequeñuelos.




miércoles, 26 de octubre de 2011

Exile Times II: El que avisa no es traidor ( mis problemas con mi tendencia al calientapollismo)


Hace mucho que decidí jugar su juego. Lastima de las reglas que desconozco. La calle está embarrada de aguanieve y los bajos de mis vaqueros, pisoteados y empapados, arrastran por el suelo. Le sigo, me limito a seguirlo  en un acto consciente de abandono, de aventura y de darle un poquito de drama a la noche, con la certeza, me digo, de que estoy segura. Con la certeza, quiero obviar, de que  en realidad no me importa nada lo que pase. Lo que pase, por malo que sea,  no será nada y será una nada que es mejor que el resto de las nadas.  

Entramos en bares y en garitos, uno tras otro, no sé bien el por qué ni me interesa. Esta noche estoy jugando al juego de ser sumisa, fría y distante como el hielo, sólo por la recompensa que preveo de polvo a la vista, porque me gusta y porque me apetece. Cada sitio resulta peor que el anterior. Me siento invencible, cubierta de un caparazón de desdén infinito y de borrachera, pero me castañetean los dientes, me estoy meando y me empiezo a frustrar de tanta tontería y tanto ser humano.


De repente, deja la mierda que se traiga entre manos y me agarra de una muñeca. Tira de mi, pone una mano en mi nuca y me besa. Una excitación que dura a penas un segundo. Sabe a vino y a cigarrillos y a lengua. Y lo único que se me ocurre es prolongar el momento lo más que pueda porque sé, a ciencia cierta, que cuando nuestras bocas se separen y le mire a los ojos, habrá dejado de tener interés ninguno  para mi. Igual que este bar, que esta música, esta noche y el resto de cosas que me rodean. Como ocurre siempre. Como siempre va a ocurrir.

No creo que se lo vaya a tomar muy a bien. 



martes, 25 de octubre de 2011

Predator Mode On



- ¿ Soy tu amigo? -me pregunta inocente  (él no lo sabe que lo es).
- No lo sé - le contesto seriamente, tal y como soy. Muy seria.- ¿ Lo eres?
Al fin y al cabo, la amistad sólo comienza cuando se pone a prueba.  ¿ Eres mi amigo por qué te gusta lo que digo, la manera en que lo digo?,  la misma música que me gusta a mi.
 Y le brilla el pelo como si no fuera a haber un final. Mientras, los finales -todos ellos abiertos en canal- se postran ante mi, una vez más. Se ríen de mi, conocerles no les hace menos imprevisibles, menos detestables, menos menos. Menos nada. Yo los desprecio, a todos ellos, por mostrarse ante mi  y permanecer ocultos para todos los demás. Qué esperabas -me corean todos juntos- a caso habías creído que serviría de algo, que cambiaría algo, que alguien más está preparado para vernos venir.

Sólo puedo estar de acuerdo. Así que me enciendo un cigarrillo en su pelo prendido e imagino lugares diferentes, que sé que existen, existen, ¡yo lo sé!, porque me duelen en las ternillas de los dedos de los pies por la mañana temprano, entre ir a hacer pis medio dormida y el primer café.

Es inocente porque cree que ya lo ha sufrido todo. Para sufrirlo todo no bastan tantas miserias, sino pasar por ellas y descubrirte asombrado sin capacidad alguna para sufrir. Ahí es nada. Ale, a vivir.

En lugares diferentes, tú conduces una pala retroescavadora y lo cocino tortitas en la cocina de una cafetería de carretera, de 9 a 6. En lugares diferentes, soy striper y tú  un oficinista alcoholizado. En lugares diferentes, te has comido el corazón de todos tus hijos y yo me relamo al leerlo en primera plana en papel. Yo no tengo un corazón salvaje y tú no tienes miedo de mi. Tú dejas de temer al pasado. Yo dejo de ver el futuro en las lineas de tu mano, como Madame Marie.



viernes, 21 de octubre de 2011

Escribir lo más hermoso y sincero que te pase por dentro y que no llegue a nadie. A nadie importe.
Y que esto no cambie, ni un ápice, a nadie.

lunes, 17 de octubre de 2011

It's Free

A final, lo único que trasciende es lo que dejamos atrás. Si los recuerdos son subjetivos, manipulables, incluso dependen del estado de ánimo de quien los atesora: ¿ Qué somos, en realidad, si no dejamos nada al irnos? ¿ Cómo podemos demostrar que existimos, que aprovechamos un tiempo que nunca fue nuestro, que no nos perteneció?

Los padres, los grandes hacedores de recuerdos, no son ni siquiera conscientes, las más de las veces, del legado inconsistente que no dejan. Los que no somos padres, porque no nos da la gana mayormente, tiramos de imágenes vívidas en nuestras mentes y de fotografías y vídeos para conseguir rescatar del olvido las sensaciones sobre la piel que vivimos. Pero Windows se sigue choscando, las neuronas se siguen quemando, las casas y las calles cambian, los paisajes que nos contuvieron dejan muchas veces de existir, y nuestro paso por el mundo se va diluyendo, no tanto para los demás como para nosotros mismos. Aún no ha llegado el momento en que nos miremos al espejo y sepamos sin lugar a dudas que cosa puñetera eres y quieres ser, que quiere hacer el bicho raro con pulgares oponibles que nos mira desafiante y algo asustado, cuando las huellas de nuestros primeros pasos en el mundo han quedado  ya arrastradas como el polvo por un nuevo centro comercial y nuestra memoria borrada de los recuerdos de los que fueron en un tiempo nuestros más mejores y queridos amigos. 


¿ Qué nos queda que demuestre tanto dolor, tanto olvido, las risas solitarias y compartidas, la frustración y la rabia, los orgasmos y los besos? ¿ Podrá una hipoteca a 50 años llenarse de las señales inequívocas de la presencia de la vida plena y vivida de un ser humano perdido o se convertirá nuestra casa en un piso más cerrado cuando nos hayamos ido? ¿ O serán tal vez las  pilas de vinilos y de libros, mis camisetas rockeras y mi colección de dragones objetos por los que merezca la pena recordar el humano lamentable que he sido? 


Las personas que hemos querido nos miran con ojos muertos desde las fotografías y los aromas que nos evocan abren agujeros de gusano instantáneos y breves por los que transitar hasta el pasado, hasta lugares que podemos volver a mirar de reojo, algo borrosos, pero que permanecerán intocables, impalpables, invivilbles de nuevo por siempre jamás. Las palabras prevalecen. Sólo las palabras consiguen hacer justicia a las cosas que han sido.




*A Man Without a Country’ by Kurt Vonnegut

viernes, 14 de octubre de 2011

Nobody is ever there. We’re always alone, from cradle to grave.



Siempre creí que si me esforzaba lo suficiente por mantener mi rebeldía, por mantener lo que creía correcto, lo que quería para mi -lo que sabía que no quería- al final habría una cierta recompensa.

Una canción en Re menor, la tengo que hacer, cualquier día. Cuando aprenda. Cualquier día.
La fiebre de la tormenta, escribirse con cuchillas palabras bonitas con forma de rejas. La tormenta imparable y verla venir y no pararse ante lo que ante  nada se para.

¡Borreguil!

Dar vueltas en la cama pero a las 5 de la tarde.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Tu nombre me sabe a mierda: Noche intencionada y oximorónicamente literaria

Al  que ara la tierra con el malintencionado propósito de sacar algo de ella se llama agricultor; y al que pone ladrillos se le llama obrero, que debería ser ladrillador, que conste. Luego, el que escribe la mierda que sea que escribe se le debería llamar escritor, pues noooooooo. El arrejuntamiento de palabras, per ser, no tiene nombre de profesión, se han de dar una serie de factores, a saber: No has de escribir por el gusto/necesidad/compulsión de escribir, sino con la finalidad de ser escritor, que es un asunto a todas luces diferente, lo que pasa es que no he encontrado aún las luces y ando palpando(me) y eso me debe estar distrayendo, ya os imaginaréis. Segundo requisito: El acto de contar o/y arrejuntar, debe estar engalanado con un número de metáforas 20, alegorías 33, epítetos 17, símiles 16 o lo que se viene llamando no decir nada con el mayo número de palabras posibles.

Sí, estoy bebiendo.

Bourbon, para más señas.

Y había escrito una entrada muuuuy larga y así mil mierdas más. Pero una vez que queda claro que: A/ no soy escritora, B/ no me da la gana serlo, C/ el que quiera ser escritor me parece bien, lo que yo siempre he querido ser es estrella porno y no voy aireándolo por ahí...

¿ Dónde estábamos?

Esta noche es especialmente solitaria. Me empiezo a cansar, mucho de oir  a los demás.

martes, 11 de octubre de 2011

Avant la guerre


Me siento una extraña en el vestuario. Observo. Las mujeres -las mismas que te sacarán los ojos sin dudarlo por un par de calcetines en las rebajas- son amables desnudas. Quien lo iba  a decir. En las duchas soy una voyeur pura y dura, sin ningún disimulo; pero no soy la única. Ligo con una treinteañera preciosa, con unos pechos de muñeca y la piel blanquísima. Mientras me enjabono el pelo me lo pienso un rato, pero la dinámica es demasiado complicada, mi pelo es demasiado largo.Mi marido espera fuera.. Lo dejo pasar. Luego me da por pensar si no habré caído en que se acerca el día que no tenga, sencillamente, nada que pensar. La idea, en vez deprimirme, me excita extrañamente.


Un conocido me tantea con la sospecha, sospecho, de que fanfarroneo. Pero siempre he creído tonterías lo que los demás creen, tontamente. La leyenda crece por su cuenta y es bobada alimentarla cuando basta  no negarla. La leyenda limpia, pule y da esplendor, y lo que es más importante:, por terrible que a veces parezca no supera a la historia real, sólo es diferente en las partes que han de serlo pues el alma humana se encoge  ante la simple idea de lo que no puede concebir . La leyenda esconde con un manto de epiquismo todo aquello que no tiene nombre porque está demasiado oscuro para que le llegue la luz . Y palabra alguna. Aún. Por mala que sea, siempre es hermosa, como hermoso es un cuento en que te sientas a la luz de las farolas de sodio, bajo la noche inmensa, después de haberte bebido seis cubatas, haberte comido gramo y medio de setas y haberte entochado 1 gramo farlopa. Es un cuento hermoso. Como es hermos aquel otro cuento  en el que se te va la mano con la efedrina y te quedas pillada cinco horas sentada al fondo del garito de turno, mientras ves el mundo pasar con lentitud paradógica y frente a ti, y nadie se da cuenta que caminas por el mundo de los muertos con los ojos bien abiertos.  O aquel otro en el que no sabes quien es tu padre y te pasas media vida pensando asustada con quien estarás, en realidad, follando. Pero te los follas igual. Los cuentos son así, con sus enanitos y sus enanas blancas y, en ellos, rara vez pasarás miedo a no ser que ese sea su fin . En la leyenda no todo tiempo pasado fue mejor pero, sin lugar a dudas, es pasado y el pasado, todo el mundo lo sabe, reluce a lo lejos y te hace más guapo, más interesante, más sexy. ¡Mucho más! Y lo que no habrás jodido en la leyenda, ah, ese es otro efecto interesante. La leyenda no necesita, en realidad, contar nada más. Porque nos da alas. A todos. A ti y  a mi. Yep.

Y en eso estamos. Todos la alimentamos, para bien y para mal. Algunos niegan su propia leyenda, la encuentran intolerable, despreciable, aburrida sin más. En ella puede que seas más tonto o más feo, más gordo de lo que eres. Que seas un mentiroso. Pero, eh, quién fue quien dijo que mentir fuera malo. ¿ No creeis que es mejor que se de por hecho que uno es un putero, a que se sepa que obligaste a abortar, a tu mujer, vuestro hijo nonato con 6 meses de gestación? ¿ No será mejor jugar a las comiditas con una chivata de jamaro a los 13 años a reconocer que te acostaste con tu hermano? No, no siempre que se miente  es para contar historias bonitas. Porque las historias bonitas son siempre demasiado chiquitas  para guardar ciertos horrores. Y que importa que puedan pensar de nosotros si no hay enemigo grande cuando el enemigo real aún te colea por dentro. Así que contamos cuentos. O dejamos que otros los cuente por nosotros, pero sólo los que no tienen nada que esconder fanfarronean; supongo que son aquellos que aún tienen miedo a estar solos. 


martes, 4 de octubre de 2011

Smack My Bitch Up



Obligaciones varias --------------> Hecho.
Trabajo ------------------------------>Hecho.
Estudio ------------------------------>Ni de lejos.
Recados por cuenta ajena ------>Ni de coña.
Ir a nadar ---------------------------->En mis sueños.
Imprimir material variado -------->Hecho.
Tocar la guitarra ------------------->Ah, ¿ eso que lleva una semana cogiendo polvo?
Mascarilla facial -------------------> Venga, hombre...
Paliza en la cocina -----------------> A ello voy ahora, yuju.
Tomarme un rato para mi --------> Hecho. Una hora feliz.
Dejar de mirar el correo cada
15 minutos esperando
documentación vital para
el curro -------------------------------> No sé hacer eso, va contra mi carácter.
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= ESTRÉS.

Gracias bonita, yo también sé sumar...


sábado, 1 de octubre de 2011

Dream a little dream of me





 1.Cada vez veo más utópicas las relaciones de amistad plenas entre mujeres. Las mata la competitividad. Creo que tiene más de carga genética, de lucha primigenia por el macho, argh, ( quien dice macho dice un par de zapatos en las rebajas, estar más delgada, tener un coche más grande o la polla más dura, qué más dará) que de falta de ganas. En cambio, la complicidad de la amistad masculina, intangible , que a las mujeres suele pasar desapercibido no tiene precio. Les sigo mirando con envidia. Y no puedo dejar de mirar. Supongo que tendrá algo que ver las pocas ganar de complicaciones que se traen los hombres y, también, un tanto de superficialidad. Es irónico que diga esto una mujer. 



 2.No tengo palabras para describir esta semana. Las tengo, ea, que las palabras no falten. Pero sería vano. Es complicado explicar el nivel de aislamiento que produce el querer y no poder. A veces, hasta a mi, se me olvida que no se trata de ser lo que se supone que tienes que ser: una cosa que siempre he tenido clara es que es una tarea vana el procurarse a uno mismo un nivel de confianza, de adulto, del que se careció en la educación más básica . Hay cosas que, cuando están rotas, no tienen arreglo posible. Siempre me ha enfurecido de la psicología moderna la manía de no buscar culpables para nada. Y enfurecerse uno es una fuerza poderosa. Pude ser un aliciente suficiente para vivir. Una fuerza destructiva que se puede volver una razón única en la vida. Y de eso puedes escribir una enciclopedia, entera, si se tercia. O puedes tumbarte en un rincón y darte por vencida que, supongo, es lo que vamos haciendo, antes o después, los tristes seres humanos a medida que nos damos cuenta que no vamos a parte ninguna. 



 3. Luego pasan cosas hermosas, de repente, por pura fuerza de tirar para delante, y me encuentro rodeada de seres luminosos que me miran a los ojos como si, juntos y en ese preciso momento, hubiéramos descubierto el fuego y supiéramos sin palabras que nuestro próximo movimiento es cantar la buena nueva. Los científicos puros, los que pasan su vida entre investigación y docencia, son lo más parecido a mariposas que imaginarse pueda. Unas mariposas torponas y de brazos extrañamente largos, eso es cierto, y un poco feos también, pero coño, qué esperáis. No les da, precisamente, la luz del sol todos los días. Y de repente recuerdo un recuerdo sacado de las catacumbas de la memoria de otra puta vida que, la verdad, ya no creo que algún día hubiera sido mía, un tiempo en que las cosas eran así todos los días para mi. Donde no existía pequeño barrio obrero y yo pasaba los días entre libros y entre aprendizajes y entre personas que parecía puestas allí sólo para saciar esta sed insaciable que tengo de saberlo todo y saberlo ya. Que lo sabían, realmente, todo y que no había pregunta que dejaran sin respuesta para mi. En un mundo donde hablar de lo listo que es uno es tan tabú y está tan castigado como decir de uno mismo que guapo que es uno o que bien que folla y lo grande que la tiene...no. Espera, eso fue antes de la aparición de Telecinco. Pero sí es cierto que sólo oimos hablar de la gente muy dotada cuando alcanzan sus metas y superan los límites que para los que no pueden resultan inalcanzables. Mientras, un 80% es engullido por el sistema escolar, la ruina económica y la falta de perspectivas educacionales. Luego, me siento a cagar ( mi actividad favorita siempre que no se inmiscuya en ella ambulancias y analgésicos) y leo en una revista que lo que me pasa se llama desarraigo. Es una palabra muy corta para que quepan en ella tantas noches en vela. 



4. A bebé nº1 y a bebé nº2 les ha nacido un hermano que compite por mis atenciones y por mis mimos. Y tengo que reconocer que el primer vistazo que eché al aula de la Facultad de Medicina me hizo llorar un poco. Un poco sólo, ¿eh?, que había mucho público. Y menos mal que, como Lobo, poseo radio incorporada, porque la ocasión requería de ovación y fanfarria y a todos los que me rodeaban les parecía una ocasión muy normal lo que a mi me sigue pareciendo único. Pero, para eso, queda un semestre aún. Y tengo miedo.