domingo, 30 de octubre de 2011

Because Grunge


Todo el mundo tiene un talón de Aquiles, que nos muestra lo poco guays que somos. El mío son los 90, diría que porque me lo pasé muy bien durante esos años, pero es que no me acuerdo, así que no sería cierto. Y lo poco que recuerdo con claridad, puesto en frío y en una lista, un acontecido detrás de otro, suena cualquier cosa menos divertido. No se trata de que no esté satisfecha con la era digital ( obviamente, no es así: Aquí estoy) y puede que sea en parte por el asunto musical. Esto es irrefrendable, pero, y sobre todo, si intento recordarme a mi misma en los 90, acabo sentada en una acera ( la que sea) y es de noche, y tengo frío, y me arropo en mi pelliza de piel vuelta de los años setenta. Tenía un bolso de peluche de leopardo en el que llevaba una petaca de cristal llena de licor de flores chino, supongo que porque era barato para los niveles de alcohol que consumía en aquella época ( en cierta parte de la evolución del alcoholismo, resulta IMPOSIBLE emborracharse, bebas lo que bebas, y pronto descubres que la única manera buena de sacarle rendimiento al dinero que inviertes en alcohol es mantenerte bebiendo todo el día, y empezar con el desayuno. Si no, es harto improbable que consigas emborracharte. Luego eso cambia, claro.) y tengo el cráneo rapado al 1 y las orejas apunto de escarcharse. Recuerdo que había un garito especialmente apetecible en mi ciudad, que tenía un ventanal con una poyata del tamaño justo para extender la pelliza y dormir un par de horas. Y un buen DJ. Solía cerrar a las 4 y, sino cogía sueño hasta entonces, tenía que buscar una discoteca para dormir, lo que era una putada: Las discotecas, a esas horas e incluso para mi nivel de percepción de la mierda, están asquerosas, pero el problema era la música que pinchaban.  Supongo que mi afición por coger el sueño escuchando a Sepultura viene de ahí. Tampoco puedo explicar de una manera coherente el por qué de andar durmiendo por los rincones de los locales, vamos, puedo, pero no me da la real gana en este momento.


Así que pasaba la noche durmiendo por ahí, en un estado cercano a la borrachera perfecta, que es el equivalente alcohólico de la ola perfecta surfera: Inalcanzable, épico, utópico y digno de conversaciones de 8 horas al lado de el subwoofer de turno. En los 90 la farlopa no nos molaba y tampoco es que hubiéramos tenido dinero para pillarla, el dinero nos lo gastábamos en música. Se me ocurre una batalla de abuela cebolleta sobre el pirata musical del barrio, al que íbamos a visitar los domingos de mercadillo para hacerle los encargos, que diligentemente nos tendría preparados en cinta cassette el domingo siguiente, piung, ya estoy sentada de nuevo en una acera, petaca en mano, aunque es de día - horror- y no hay gafas de sol que compensen tanto dolor, pero resultaría poco ingenioso, así que dejémoslo. 

¿ Quién querría volver a vivir toda aquella mierda? ¿ Cómo van a poder idealizar los 90, ahora que están de moda de nuevo  hasta convertirlos en una mentira bonita que meter en  una cajita pequeñita y venderla en los centros comerciales otra vez ? Pues no les va a hacer falta, según parece. Hay miles de adolescentes asqueados que están haciendo suyos los 90 otra vez. Vale, en parte el culiito de Eddie Vedder es responsable, pero aún así.. Los 90  están vivos en Tumblr de una manera que resulta difícil de describir, y yo me siento entre todos esos niños, extasiada, porque, al contrario que mi generación, esta gentecilla puede hacer algo, está haciendo algo, y tienen el mismo espíritu y el mismo amor al grunge. Espectadora otra vez, en mi mejor estilo. Al fin y al cabo, los escritores vivimos exclusivamente como un efecto colateral de espiar a los demás. 


Grunge Shit es un movimiento que tendrá a dos camisetas, corrientes y molientes, pintadas en casa al mejor estilo grunge, durante 50 semanas rulando all over the world, entre 100 personas, que escribirán un diario del viaje de la camiseta por todos los continentes y esto, sólo, para que los adolescentes de Tumblr sientan que el grunge está aún vivo. Es irónico. Nada está vivo hasta que lo pones en movimiento por ti mismo.


No lo he podido evitar, clarostá. En alguna semana del año que viene, la camiseta grunge estará en mi casa, me la llevaré de copas ( sobre todo virtuales, o mi hepatitis autoinmune me dará de patadas a mi. Sí, los 90 fueron estupendos), irá a los conciertos de mis colegas, conocerá a Macizo, a Pato y a guitarra del año 96. 

Y todo esto será documentado en directo en la red. 


Because grunge. 



1 comentario:

  1. Descreida,desagradecida y descerebrada.
    El Grunge es el "Nirvana",en realidad no tiene epoca,por que ni Pearl ni Alice pueden jubilarse,
    siguen vigentes y emocionandome (yo,yo y yo es una buena razon para que sigan tocando...) los ví hace dos años en Bilbao ,a los dos, y joer!joer!joer!joer!joer!joer! que cosas me meti en la saca !!

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