martes, 11 de octubre de 2011

Avant la guerre


Me siento una extraña en el vestuario. Observo. Las mujeres -las mismas que te sacarán los ojos sin dudarlo por un par de calcetines en las rebajas- son amables desnudas. Quien lo iba  a decir. En las duchas soy una voyeur pura y dura, sin ningún disimulo; pero no soy la única. Ligo con una treinteañera preciosa, con unos pechos de muñeca y la piel blanquísima. Mientras me enjabono el pelo me lo pienso un rato, pero la dinámica es demasiado complicada, mi pelo es demasiado largo.Mi marido espera fuera.. Lo dejo pasar. Luego me da por pensar si no habré caído en que se acerca el día que no tenga, sencillamente, nada que pensar. La idea, en vez deprimirme, me excita extrañamente.


Un conocido me tantea con la sospecha, sospecho, de que fanfarroneo. Pero siempre he creído tonterías lo que los demás creen, tontamente. La leyenda crece por su cuenta y es bobada alimentarla cuando basta  no negarla. La leyenda limpia, pule y da esplendor, y lo que es más importante:, por terrible que a veces parezca no supera a la historia real, sólo es diferente en las partes que han de serlo pues el alma humana se encoge  ante la simple idea de lo que no puede concebir . La leyenda esconde con un manto de epiquismo todo aquello que no tiene nombre porque está demasiado oscuro para que le llegue la luz . Y palabra alguna. Aún. Por mala que sea, siempre es hermosa, como hermoso es un cuento en que te sientas a la luz de las farolas de sodio, bajo la noche inmensa, después de haberte bebido seis cubatas, haberte comido gramo y medio de setas y haberte entochado 1 gramo farlopa. Es un cuento hermoso. Como es hermos aquel otro cuento  en el que se te va la mano con la efedrina y te quedas pillada cinco horas sentada al fondo del garito de turno, mientras ves el mundo pasar con lentitud paradógica y frente a ti, y nadie se da cuenta que caminas por el mundo de los muertos con los ojos bien abiertos.  O aquel otro en el que no sabes quien es tu padre y te pasas media vida pensando asustada con quien estarás, en realidad, follando. Pero te los follas igual. Los cuentos son así, con sus enanitos y sus enanas blancas y, en ellos, rara vez pasarás miedo a no ser que ese sea su fin . En la leyenda no todo tiempo pasado fue mejor pero, sin lugar a dudas, es pasado y el pasado, todo el mundo lo sabe, reluce a lo lejos y te hace más guapo, más interesante, más sexy. ¡Mucho más! Y lo que no habrás jodido en la leyenda, ah, ese es otro efecto interesante. La leyenda no necesita, en realidad, contar nada más. Porque nos da alas. A todos. A ti y  a mi. Yep.

Y en eso estamos. Todos la alimentamos, para bien y para mal. Algunos niegan su propia leyenda, la encuentran intolerable, despreciable, aburrida sin más. En ella puede que seas más tonto o más feo, más gordo de lo que eres. Que seas un mentiroso. Pero, eh, quién fue quien dijo que mentir fuera malo. ¿ No creeis que es mejor que se de por hecho que uno es un putero, a que se sepa que obligaste a abortar, a tu mujer, vuestro hijo nonato con 6 meses de gestación? ¿ No será mejor jugar a las comiditas con una chivata de jamaro a los 13 años a reconocer que te acostaste con tu hermano? No, no siempre que se miente  es para contar historias bonitas. Porque las historias bonitas son siempre demasiado chiquitas  para guardar ciertos horrores. Y que importa que puedan pensar de nosotros si no hay enemigo grande cuando el enemigo real aún te colea por dentro. Así que contamos cuentos. O dejamos que otros los cuente por nosotros, pero sólo los que no tienen nada que esconder fanfarronean; supongo que son aquellos que aún tienen miedo a estar solos. 


2 comentarios:

  1. Aunque aún me falte leer un abiografia donde diga:el tipo era un aburrido,se le ocurrió eso que lo hizo famoso (y por eso existe esta biografia,editada para orientar a los pringaos) se le ocurrió de casualidad,como todas las grandes cosa,y saco tajada porque habia demanda de esa pijada,en su casa no lo aguantaba ni el perro,tenia ese aliento que te hacen respirar ciertas personas cuando te hablan cerca,puaj!,se miraba al espejo apretando los gluteos,bla,bla,bla...realismo basico porfa.
    De todos modos,a la gente le gusta su mierda,no olvida los errores ni las bajezas,las asume y las maneja,tienen morbo...asi como los buenos rollos,cuando el foco te ilumina y te aplauden.
    Nos hacemos un personaje? nos hace falta ponerle prota a lo que vivimos,despersonalizamos y miramos desde fuera al muñequito en la maqueta,el avatar ...y aunque yo crea que no hay historia,ni guion,ni nadie podra entender nada de la vida de nadie...si es interesante,ser espectador de lo espectacular que es lo siguiente que va a pasar...de crear situaciones,atmosferas,jugar...
    Salen la leyenda cuando necesitas energia extra?,con la musica pomposa de los trailers de fondo ...nada dura mas que instantes...nada es realmente coherente.Para eso hay que editarlo,ordenarlo,ponerle principio y fin (cuando no lo tiene) y sembrar las acciones de posibles objetivos e intenciones....pero es tan agotador! Solo sirve para los suavizar los balances negativos,igual que ordenar los libros por autor o los discos por temas...sensacion de control...
    Me gusta la ausencia de control,estoy comodo,descontrol fisico,derrape y riesgo...pensar desinteresadamente,actuar sin premeditacion...

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  2. A la gente la gusta la mierda ajena, les reconforta.
    Lo bueno que tiene la ausencia de control es que da tema para la creación...pero no el espacio para crear.

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