sábado, 28 de enero de 2012

El Ataque de la Mujer de 50 pies


Se apostó entre las sombras, en calma. Paciencia infinita que duró  años. Se comió las ganas y las lágrimas, se alimentó a base de imaginar la misma escena una otra vez. Se desprendió de todo lo superfluo, de todo lo que no estuviera encaminado a un mismo objetivo. A base de morderse los carrillos por dentro de la boca, perdió la capacidad de dolor. La punta de la lengua la recordaba, al tocar la llaga en carne viva, que había un bien superior más allá de  olvidar, de estar relajada, de avanzar. Triunfar y vivir era  la mejor venganza. Así pues vivió, con el automático puesto para siempre hasta que el automático se convirtió en lo espontáneo y lo espontáneo murió. Hasta que el disfraz que le apretaba, que no era ella y le iba demasiado ajustado se confundió con lo que ella era y dejó. El recuerdo de por qué todo aquello al final se fue extinguiendo, a base de reprimir el pensamiento y lo que había anhelado, deseado, lo que había respirado y vivido antes quedó en el olvido y dejó de ser importante. 


Simplemente esperó. Cuando esperar es lo más difícil que se pueda imaginar.


Cuando al final el día llegó, el automático -perfectamente engrasado y entrenado- se hizo con la situación y las palabras precisas surgieron de sus labios helados sin pensar siquiera. Sin miedo, sin preocupación, sin dudas morales. Disparar y matar. La venganza total no es un plato que se sirve frío, es el infierno congelado,  es el espacio exterior sin aire, es dejar de respirar por un momento y para siempre y disfrutar del latido angustiado que se ha parado en la vena de tu frente. Es el vacío. Es el placer infinito. Es que se te encojan las entrañas en el orgasmo intelectual más exquisito. Golpear y rematar. Es no pensar nunca, nunca más.


Lamer el filo de la navaja que tú misma has construido, fundida con las esquirlas partidas que un día quedaron de ti. Y la vida, mientras tanto, avanza. Es posible que, en el camino, no puedas recuperar jamás las cosas que has perdido pero, a quién le importan si el sacrificio que hiciste te ha cambiado tanto por dentro que no notarías la perdida aunque te dieras de bruces con ella. Sí, la vida continua, vale, es cierto. Pero en esta vida hoy hay uno menos. Y en vez de lamentase y preguntarse que hubiera pasado si no nos hubieran dañado, si una que era bastante imbécil no se hubiera topado con un agujero negro  -por  una vez- te has vengado. Te has vengado de verdad. Y la venganza no es un plato que sepa nada, nada mal. 
Cuando las victimas se convierten en verdugos es cuando el mundo puede de nuevo girar. 



domingo, 22 de enero de 2012

Espíritu Hostil





En este retortillo de no permitirse avanzar y llegar a parte alguna, tarda menos en perderse en su memoria un perfecto plan que funciona que en ponerse a funcionar. Cuando se da cuenta, tiene que volver a poner todas las piezas juntas. Así se ve convertida en cancerbero del cancerbero interior, ese que sólo sabe apuntarla con el dedo. Se chupa los brazos salados como medida preventiva del olvidar que bajo la ropa de invierno tiene el cuerpo. Hay uno, sí. Espíritu hostil, que en cuanto se amansa se muere y deja de existir. La voz que habla por dentro está muy triste y afligida: Mamá, yo quiero ser una nena buena y ser feliz, pero lo que le va y realmente le funciona es hacerlo todo a la contra. Vamos a sacar ventaja de la educación infantil retorcida y al revés. A la contra, pues. Saca los dientes. Y si el gesto le pilla con la lengua aún sobre la piel del brazo, ya le recordará la sangre que si ella sangra -ella que es su único enemigo y por ello indestructible- los demás se pueden morir sólo de intuir lo que se viene encima. 

No lo hacen. Las hormigas obreras lo hacen de pena con eso de de poner a prueba a la gente. 


Tiene la piel ferpecta, y el iris de los ojos tan hermoso que hace daño zambullirse dentro. Plaf, mirarle a los ojos es como tener sexo. Ojos de alcoba. El pelo ferpecto,  y los hombros ferpectos y la polla ferpecta también. Que sea o no perfecto por dentro no tiene importancia alguna, lo bueno de darse una misma todo lo que una necesita es que no  va reflejando en los caballeros ferpectos los ideales ferpectos con los que los demás sueñan despiertos, entre sábanas calientes, para completar un muy imperfecto día. Espíritu hostil para él también. No es que den muchas ganas de ponerse en modo destructora cuando la agarra con esas manazas por la cintura, pero mejor ella que él. 

Prefiere morirse de soberbia y de ir sobrada que dejar de aprender un sólo día. Sedienta y hambrienta, los músculos de la espalda tan agarrotados que los tirantes del sujetador hacen daño. Pues si hacen daño, el sujetador está sobrando también. Como todo lo demás. Aprender las cosas de una en una. Olvidaras y volverlas a aprender. Volver a aprender otra vez que se olvida lo aprendido, aprietar los dientes y superar la desilusión de no aprender lo suficiente. Espíritu valiente. No tiene que dejar de ser quien es.



lunes, 16 de enero de 2012

Coca Cola y cigarrillos ( Ver a un Hombre Adulto Llorar/ Ahora verlo Morir*)





Tenía un dedo apoyado sobre su sien, un dedarro enorme, un mazacote de carne con la piel alrededor de la uña gruesa como la cáscara de una naranja, y es fascinante en las cosas que se fija una cuando el cuerpo debería estar en estado de alerta -correr o morir- y todo es más bien atención al detalle y el juego de brillos y luces sobre la piel aceitosa de su cara, los poros como cráteres a 6 centímetros escasos de mi cara, y una aureola dorada sobre su coronilla, el resto del mundo enmarcado en negro, un negro vivo y aterciopelado. No sé como coños he adquirido de repente tanta perspectiva, ojitos de mosca que lo ven todo en 360  grados de perspectiva.  La ira -la suya- vuelve su imagen borrosa y palpitante, como en un efecto cinematográfico, y me pregunto si en realidad no se estará produciendo una reacción hexógena y real a nivel atómico a su alrededor, como la gamba minúscula aquella que bate la cola y produce una fisión del agua del mar instantánea. Menuda manera de matar. Ñam.  Tengo los bornes de las emociones desconectados para siempre. La hostia va a ser histórica. Y es siempre sorprendente.


“You have to get away from them. You have to get as far away as you can otherwise they'll kill you with their lives. They don't know what they do. They are careless with themselves and they take too much for granted. They make their shortcomings your problem. The only way to keep your head above it and heal your wounds is to crawl away.” 
* Henry Rollins, Black Coffee Blues



domingo, 1 de enero de 2012

Carry on my wayward son











Es la extraña cualidad de los días a oscuras la que parece aplastar hasta la capacidad de dejar los caballos salvajes libres y no queda más que ver la tele o esconder la cabeza en un libro, si se te regaló la capacidad de leer, o, la mayor parte de las veces, gastar y mientras gastar continúe lamentarse de no poder gastar lo suficiente.  Mientras, yo veo mi extraña  vida sumergirse por tercera vez en la pobreza y no puedo dejar de preguntarme cuándo y de qué manera perdí también la capacidad de asustarme ante esto también.

Y no es lo que empieza con ganas de cosas ( o de comer cosas, ejem), ni el frío, sino la situación prolongándose en el tiempo lo que hace que los objetos cotidianos degeneren. Y tu persona con ellos. Y tu salud también. Cuando no hay dinero -dinero de verdad- los electrodomésticos que se estropean no se arreglan, el empaste que se cae no se renueva, las gafas que ya no te permiten ver bien dejan de ser usadas y se olvidan en una estantería, mientras tú te convierten en un gnomo cegato. Un gnomo cegato y congelado, que se va a duchar a la piscina municipal y que  decide sin angustia alguna si paga la factura de la luz o compra algo de comer. 


Pin up se maquilla igual por las mañanas. Pin up es indestructible como un puto bloque de marmol travertino. Y, al menos, igual de mona. Aunque el maquillaje que pin up usa, de marca, ha venido en un paquete postal desde Suiza de la mano de una amiga que lo ha usado y ya no lo necesita más. O la hidratante que se está dando por las noches haya llegado desde Francia en otro paquete postal, porque existen personas que, al leer, VEN. Pin up se come a dios por una pata, se come a los morlocks a puñaos, pin up puede con todo y con todos. Pin up, algunos días, hasta consigue estudiar. 

En el cielo raso de mi dormitorio hay pegado un pequeño trozo de cel-lo con corazoncitos rosas y rojos que, alguna vez, sujetó algo allí arriba. Tumbada en mi cama, al bies, lo observo y me concentro y el resto del universo deja de latir y de sentir y de estar y de ser. En alguna parte hay un ser humano con mi misma sangre indestructible corriendo por sus venas, convencido de que hizo las cosas bien. 

Me dan ganas de mataros a todos.