lunes, 21 de noviembre de 2011

Encore/ Numb



Tengo una caja donde guardo todas las cosas que son tan grandes que apenas puedo creer que hayan salido de mi, you just need to be proud of yourself ( Henry Rollins/ Bruce Springsteen mode). Son tan pequeñas, tan brillantes, tan hermosas, todos esos logros personales inalcanzables alcanzados finalmente aunque sólo haya sido una vez: Conducir en soledad absoluta por la carretera más hermosa, solitaria y larga que uno pueda conocer, que las 8 y media de la mañana den en tu reloj a metro y medio bajo el agua azul y cristalina, hacer eso que siempre has visto a otros hacer, que siempre has querido hacer, que no sabías que fuera posible hacer...Heart in a box. 

Podría tatuar en mi brazo un río ancho, sólo para nadar contra corriente en Él para siempre jamás, más no esta vez. ¿Qué me diferencia de cualquiera? Cualquier cosa mala que puedas decir de mi será verdad. Ya no tiene interés para mi.


En el budismo, aprendes rápido que la fuente de todo el sufrimiento no es la carencia, sino la esperanza. El que espera desespera, no hay más que dejar de esperar para empezar a dejar de sufrir. Qué pasaría si hemos elegido el camino equivocado, si la respuesta la tienen todos los que se han dejado, los que están ahora mismo acodados en la barra del bar, los que están viendo la tele, los que juegan a la consola, los que sólo beben cerveza que pagan con el trabajo que tienen para comprar cerveza que beben para soportar que tienen que ir a trabajar. Que pasa si lo que nos está machacando no es lo que nos está machacando, sino tener la estúpida idea de que nos va a dejar de machacar. Qué pasa si hay que dejar de esperar.

Paseo en el silencio atronador de los auriculares entre la noche y los personajes de la noche, los que fueron otrora mis compañeros,  y busco en el espejo negro de los escaparates  oscuros la diferencia entre mi imagen y la de todos aquellos a los que desprecio por el simple efecto de tener  miedo a que se parezcan más de lo que creo a mi misma. Los momentos mágicos, las esperanzas realizadas ( la manifestación física de la imaginación más delirante) todo lo  intangible que al tornarse palpable se desvanece en un segundo y pasa de ser un proyecto, en tu cabeza, a ser un recuerdo en tu memoria; todo aquello que vivió en la tierra apenas lo que dura un suspiro ( y un suspiro humano bien puede durar treinta años y dejarte en los labios el sabor de un beso fugaz y salado), tu triste y dolorido corazón en una caja, el torbellino de emociones que parecen nacer de la nada y que si logran manifestarse por fin en la nada acabarán  de igual manera, puesto que nada dura para siempre y siempre es nada, ¿ pueden todos esos logros pequeñitos como la mano de un niño compensar todo esto? 

Por qué vivir abocados hacia delante si hacia delante es inalcanzable y, las raras veces que se alcanza, nos deja estupefactos y tan trastornados que a duras  penas podemos aprovecharlo. O disfrutarlo. Tal vez la respuesta a todas las preguntas sea tan sencilla como dejar de hacerlas, y lo que diferencia a la figura arropada hasta las cejas y con las esperanzas puestas en lo venidero que soy yo de todos los que se beben la noche y ya no esperan nada , como siempre han hecho, es que yo aún no me he dado cuenta de que no hay diferencia alguna.  Y que no es tan bueno ni tan especial -ni por ende yo misma- creer que el que lucha es superior al que ha dejado de hacerlo o al que nunca ha sabido cómo o al que no lo ha intentado siquiera. Tal vez lo único que nos mantenga insomnes a estas alturas de la película no sea más que el eco de la música, bien alta, mintiendo una vez más. Tal vez lo que nos mantenga en pie sea creernos la mentira de que aún existe en nosotros esa diferencia. 


jueves, 3 de noviembre de 2011

Desarraigadita y sola en este mundo, mundo cruel ( I )

A three-chord symphony crashes into space
The moon is hanging upside down



Al final, acabo dando siempre vueltas a las mismas cosas. No creo que un psicoanalista freudiano le diera para una tesina conmigo ( claro que hay que ser muy tonto para ser psicoanalista y, encima, freudiano: Merecido se lo tiene) y son, a saber: La soledad y la sensación de desarraigo, la traición y la aliteración ( de la traición, se entiende), la falta de fe y de moral. Descubrir cualquiera de los anteriores defectos en uno mismo. 

La niñez es un lugar cálido en el que cobijarse cuando vienen mal dadas, pero si la niñez es la representación del esperpento y, aún así, te cobija, malo. 

A mi, lo que me produce sensación de protección es un lugar que ya no existe y no las personas que pululaban  en él. Pero de eso ya habló Machado y, macho, no puedo con él. Me fascina la capacidad del ser humano de rebelarse como un catalizador de mal y, en un abracadabra espeluznante, acabar eructando florecillas del campo, pompas de colores y caballitos ponies. Pero no equivocarse, una reacción química o es exógena o es endógena. Y sino sale pa' fuera, te lo comes. 

Una de las primeras señales de que voy a estar enferma es la fantosmia. La fantosmia es un problema, neurólogico la mayor parte de las veces, que produce que se huelan cosas que no están allí. Es como vivir  en una permanente magdalena Proustiana, pero en mal. Un quítame allá esas pajas olfativo y literal. El mundo, queridos míos, apesta en sus muchas acepciones, y las armas de fuego son brillantes y pesadas en la mano y de ellas surge un delicioso olor a aceite de engrasar, a garaje antiguo y a venganza. Y, si te concentras lo suficiente, puedes percibir el olor nauseabundo y metálico de montones de sangre en cualquier superficie porosa de esas que no toleran el Scott Brite. Yo no puedo estar sin él.  Mucha sangre e ironía, que no se nos olvide ( y si lo has olido alguna vez, no se te olvida, créeme).

Pero no quería hablar de eso, porque los monstruos no huelen a nada malo, al fin y al cabo, suelen venir envueltos en olores familiares que nos rodean cada día y que, seguro, puedes percibir en cualquier cocina. Yo siempre he sido de Álvarez Gómez, que le voy a hacer. Aunque hoy no aguante ni ese olor ni otro. Ni el mío  propio ni, mucho menos, el de ninguna magdalena.  

domingo, 30 de octubre de 2011

Because Grunge


Todo el mundo tiene un talón de Aquiles, que nos muestra lo poco guays que somos. El mío son los 90, diría que porque me lo pasé muy bien durante esos años, pero es que no me acuerdo, así que no sería cierto. Y lo poco que recuerdo con claridad, puesto en frío y en una lista, un acontecido detrás de otro, suena cualquier cosa menos divertido. No se trata de que no esté satisfecha con la era digital ( obviamente, no es así: Aquí estoy) y puede que sea en parte por el asunto musical. Esto es irrefrendable, pero, y sobre todo, si intento recordarme a mi misma en los 90, acabo sentada en una acera ( la que sea) y es de noche, y tengo frío, y me arropo en mi pelliza de piel vuelta de los años setenta. Tenía un bolso de peluche de leopardo en el que llevaba una petaca de cristal llena de licor de flores chino, supongo que porque era barato para los niveles de alcohol que consumía en aquella época ( en cierta parte de la evolución del alcoholismo, resulta IMPOSIBLE emborracharse, bebas lo que bebas, y pronto descubres que la única manera buena de sacarle rendimiento al dinero que inviertes en alcohol es mantenerte bebiendo todo el día, y empezar con el desayuno. Si no, es harto improbable que consigas emborracharte. Luego eso cambia, claro.) y tengo el cráneo rapado al 1 y las orejas apunto de escarcharse. Recuerdo que había un garito especialmente apetecible en mi ciudad, que tenía un ventanal con una poyata del tamaño justo para extender la pelliza y dormir un par de horas. Y un buen DJ. Solía cerrar a las 4 y, sino cogía sueño hasta entonces, tenía que buscar una discoteca para dormir, lo que era una putada: Las discotecas, a esas horas e incluso para mi nivel de percepción de la mierda, están asquerosas, pero el problema era la música que pinchaban.  Supongo que mi afición por coger el sueño escuchando a Sepultura viene de ahí. Tampoco puedo explicar de una manera coherente el por qué de andar durmiendo por los rincones de los locales, vamos, puedo, pero no me da la real gana en este momento.


Así que pasaba la noche durmiendo por ahí, en un estado cercano a la borrachera perfecta, que es el equivalente alcohólico de la ola perfecta surfera: Inalcanzable, épico, utópico y digno de conversaciones de 8 horas al lado de el subwoofer de turno. En los 90 la farlopa no nos molaba y tampoco es que hubiéramos tenido dinero para pillarla, el dinero nos lo gastábamos en música. Se me ocurre una batalla de abuela cebolleta sobre el pirata musical del barrio, al que íbamos a visitar los domingos de mercadillo para hacerle los encargos, que diligentemente nos tendría preparados en cinta cassette el domingo siguiente, piung, ya estoy sentada de nuevo en una acera, petaca en mano, aunque es de día - horror- y no hay gafas de sol que compensen tanto dolor, pero resultaría poco ingenioso, así que dejémoslo. 

¿ Quién querría volver a vivir toda aquella mierda? ¿ Cómo van a poder idealizar los 90, ahora que están de moda de nuevo  hasta convertirlos en una mentira bonita que meter en  una cajita pequeñita y venderla en los centros comerciales otra vez ? Pues no les va a hacer falta, según parece. Hay miles de adolescentes asqueados que están haciendo suyos los 90 otra vez. Vale, en parte el culiito de Eddie Vedder es responsable, pero aún así.. Los 90  están vivos en Tumblr de una manera que resulta difícil de describir, y yo me siento entre todos esos niños, extasiada, porque, al contrario que mi generación, esta gentecilla puede hacer algo, está haciendo algo, y tienen el mismo espíritu y el mismo amor al grunge. Espectadora otra vez, en mi mejor estilo. Al fin y al cabo, los escritores vivimos exclusivamente como un efecto colateral de espiar a los demás. 


Grunge Shit es un movimiento que tendrá a dos camisetas, corrientes y molientes, pintadas en casa al mejor estilo grunge, durante 50 semanas rulando all over the world, entre 100 personas, que escribirán un diario del viaje de la camiseta por todos los continentes y esto, sólo, para que los adolescentes de Tumblr sientan que el grunge está aún vivo. Es irónico. Nada está vivo hasta que lo pones en movimiento por ti mismo.


No lo he podido evitar, clarostá. En alguna semana del año que viene, la camiseta grunge estará en mi casa, me la llevaré de copas ( sobre todo virtuales, o mi hepatitis autoinmune me dará de patadas a mi. Sí, los 90 fueron estupendos), irá a los conciertos de mis colegas, conocerá a Macizo, a Pato y a guitarra del año 96. 

Y todo esto será documentado en directo en la red. 


Because grunge. 



jueves, 27 de octubre de 2011

27 de Octubre de 2007

Hoy cumplo 4 años.





















El capitalismo se ha cargado (también) el amor: Carta abierta a Adam Smith ( Why I don't dream anymore)

Las consignas son claras.
Aguanta firme,
haz lo que es debido,
no mires el hoy.


Be sound.
Ella las sigue todas, mientras
recorre el sendero
que ella misma ha trazado.


Nadie más que ella....


Sólo es una trampa
la que te obliga a
 seguir soñando.
Se hace camino al andar.




Quién querría dejar de soñar
 si vivir se ha reducido
 a trabajar
 para ganar
 para comprar
 para tener
 para soñar
 para vivir.


 La consigna es clara:
No dejes de soñar.
No dejes de comprar.
No empieces a vivir.
Quién puede competir
 con la perfección
 que habita tu cabeza.
Quién podría,
quién querría.
Para qué.
Personas de usar y tirar también.




Tenemos el amor tan idealizado
que no lo queremos
cuando lo encontramos.
Mejor caminar añorando
que rebatir el páramo inmundo
de estar en contacto.


¿ Qué ocurriría si dejaras de soñar?




La consigna es clara:
Yo tengo el corazón salvaje.
















Asertivamente yours



Ella se imaginaba que el carácter de la soledad, asentada en sus huesos -pero no en su sonrisa-, desaparecería si se esforzaba lo suficiente. La sensación clamorosa de estar infinitamente SOLA. No la simple soledad que conlleva el no estar acompañado, sino aquella comezón que te acompaña cuando te quieres echar las manos al culo, en medio de una multitud atronadora, y no te lo encuentras. El repasar la agenda repleta y no tener, en realidad, a quien llamar para pedir ayuda, el estar tumbada en la cama, cubierta de besos y de saliva y tener la desoladora certeza de que nada real la entraba por dentro a parte de una polla.

Para conseguir su propósito, levantó todos los telones del mundo, se presentó a todas las pruebas que se cruzaron en su camino, destapó todos los velos, se llevó todas las hostias. Aprendió de los más sabios, y de los más tontos, a dejar de buscar los abrazos infantiles en los trabajos, a no doblarse su plastilina para encajar como la pieza de un puzzle en una caja equivocada en lo que los demás, a su vez, estaban buscando en ella. Aprendió a reconocer todas las trampas, y a huir de todas las pantomimas. Jugó a todos los juegos y memorizó todas las reglas, se cubrió del barro de todos los caminos ajenos, se subió a su imaginario Potala y desde allí, comprobó, una y otra vez, todos sus fallos. Los años pasaban.


Llegó un momento en el que, de verlo todo, ya no veía nada. Si el error estaba en ella, no era un cáncer extirpable, nada visible, como un lunar hecho con rotulador azul en la cara, una tarde de lluvia y de juegos, que se pueda retirar con un kleenex limpio y un poco de saliva. Es curioso, reflexionaba, como los hombres y mujeres sólo quieren, de los demás, aquello que ellos mismos no tienen, y como desprecian las verdades y el mundo precioso y oculto que se nos desvela dentro del prójimo  si estamos atentos.


Obviamente, se casó con el primero que la encontró hermosa , tuvo tres hijos, una hipoteca a 30 años y mantuvo un número considerable de regímenes de adelgazamiento por el resto de sus días. Esta no es una película de la tele, pequeñuelos.




miércoles, 26 de octubre de 2011

Exile Times II: El que avisa no es traidor ( mis problemas con mi tendencia al calientapollismo)


Hace mucho que decidí jugar su juego. Lastima de las reglas que desconozco. La calle está embarrada de aguanieve y los bajos de mis vaqueros, pisoteados y empapados, arrastran por el suelo. Le sigo, me limito a seguirlo  en un acto consciente de abandono, de aventura y de darle un poquito de drama a la noche, con la certeza, me digo, de que estoy segura. Con la certeza, quiero obviar, de que  en realidad no me importa nada lo que pase. Lo que pase, por malo que sea,  no será nada y será una nada que es mejor que el resto de las nadas.  

Entramos en bares y en garitos, uno tras otro, no sé bien el por qué ni me interesa. Esta noche estoy jugando al juego de ser sumisa, fría y distante como el hielo, sólo por la recompensa que preveo de polvo a la vista, porque me gusta y porque me apetece. Cada sitio resulta peor que el anterior. Me siento invencible, cubierta de un caparazón de desdén infinito y de borrachera, pero me castañetean los dientes, me estoy meando y me empiezo a frustrar de tanta tontería y tanto ser humano.


De repente, deja la mierda que se traiga entre manos y me agarra de una muñeca. Tira de mi, pone una mano en mi nuca y me besa. Una excitación que dura a penas un segundo. Sabe a vino y a cigarrillos y a lengua. Y lo único que se me ocurre es prolongar el momento lo más que pueda porque sé, a ciencia cierta, que cuando nuestras bocas se separen y le mire a los ojos, habrá dejado de tener interés ninguno  para mi. Igual que este bar, que esta música, esta noche y el resto de cosas que me rodean. Como ocurre siempre. Como siempre va a ocurrir.

No creo que se lo vaya a tomar muy a bien. 



martes, 25 de octubre de 2011

Predator Mode On



- ¿ Soy tu amigo? -me pregunta inocente  (él no lo sabe que lo es).
- No lo sé - le contesto seriamente, tal y como soy. Muy seria.- ¿ Lo eres?
Al fin y al cabo, la amistad sólo comienza cuando se pone a prueba.  ¿ Eres mi amigo por qué te gusta lo que digo, la manera en que lo digo?,  la misma música que me gusta a mi.
 Y le brilla el pelo como si no fuera a haber un final. Mientras, los finales -todos ellos abiertos en canal- se postran ante mi, una vez más. Se ríen de mi, conocerles no les hace menos imprevisibles, menos detestables, menos menos. Menos nada. Yo los desprecio, a todos ellos, por mostrarse ante mi  y permanecer ocultos para todos los demás. Qué esperabas -me corean todos juntos- a caso habías creído que serviría de algo, que cambiaría algo, que alguien más está preparado para vernos venir.

Sólo puedo estar de acuerdo. Así que me enciendo un cigarrillo en su pelo prendido e imagino lugares diferentes, que sé que existen, existen, ¡yo lo sé!, porque me duelen en las ternillas de los dedos de los pies por la mañana temprano, entre ir a hacer pis medio dormida y el primer café.

Es inocente porque cree que ya lo ha sufrido todo. Para sufrirlo todo no bastan tantas miserias, sino pasar por ellas y descubrirte asombrado sin capacidad alguna para sufrir. Ahí es nada. Ale, a vivir.

En lugares diferentes, tú conduces una pala retroescavadora y lo cocino tortitas en la cocina de una cafetería de carretera, de 9 a 6. En lugares diferentes, soy striper y tú  un oficinista alcoholizado. En lugares diferentes, te has comido el corazón de todos tus hijos y yo me relamo al leerlo en primera plana en papel. Yo no tengo un corazón salvaje y tú no tienes miedo de mi. Tú dejas de temer al pasado. Yo dejo de ver el futuro en las lineas de tu mano, como Madame Marie.



viernes, 21 de octubre de 2011

Escribir lo más hermoso y sincero que te pase por dentro y que no llegue a nadie. A nadie importe.
Y que esto no cambie, ni un ápice, a nadie.

lunes, 17 de octubre de 2011

It's Free

A final, lo único que trasciende es lo que dejamos atrás. Si los recuerdos son subjetivos, manipulables, incluso dependen del estado de ánimo de quien los atesora: ¿ Qué somos, en realidad, si no dejamos nada al irnos? ¿ Cómo podemos demostrar que existimos, que aprovechamos un tiempo que nunca fue nuestro, que no nos perteneció?

Los padres, los grandes hacedores de recuerdos, no son ni siquiera conscientes, las más de las veces, del legado inconsistente que no dejan. Los que no somos padres, porque no nos da la gana mayormente, tiramos de imágenes vívidas en nuestras mentes y de fotografías y vídeos para conseguir rescatar del olvido las sensaciones sobre la piel que vivimos. Pero Windows se sigue choscando, las neuronas se siguen quemando, las casas y las calles cambian, los paisajes que nos contuvieron dejan muchas veces de existir, y nuestro paso por el mundo se va diluyendo, no tanto para los demás como para nosotros mismos. Aún no ha llegado el momento en que nos miremos al espejo y sepamos sin lugar a dudas que cosa puñetera eres y quieres ser, que quiere hacer el bicho raro con pulgares oponibles que nos mira desafiante y algo asustado, cuando las huellas de nuestros primeros pasos en el mundo han quedado  ya arrastradas como el polvo por un nuevo centro comercial y nuestra memoria borrada de los recuerdos de los que fueron en un tiempo nuestros más mejores y queridos amigos. 


¿ Qué nos queda que demuestre tanto dolor, tanto olvido, las risas solitarias y compartidas, la frustración y la rabia, los orgasmos y los besos? ¿ Podrá una hipoteca a 50 años llenarse de las señales inequívocas de la presencia de la vida plena y vivida de un ser humano perdido o se convertirá nuestra casa en un piso más cerrado cuando nos hayamos ido? ¿ O serán tal vez las  pilas de vinilos y de libros, mis camisetas rockeras y mi colección de dragones objetos por los que merezca la pena recordar el humano lamentable que he sido? 


Las personas que hemos querido nos miran con ojos muertos desde las fotografías y los aromas que nos evocan abren agujeros de gusano instantáneos y breves por los que transitar hasta el pasado, hasta lugares que podemos volver a mirar de reojo, algo borrosos, pero que permanecerán intocables, impalpables, invivilbles de nuevo por siempre jamás. Las palabras prevalecen. Sólo las palabras consiguen hacer justicia a las cosas que han sido.




*A Man Without a Country’ by Kurt Vonnegut

viernes, 14 de octubre de 2011

Nobody is ever there. We’re always alone, from cradle to grave.



Siempre creí que si me esforzaba lo suficiente por mantener mi rebeldía, por mantener lo que creía correcto, lo que quería para mi -lo que sabía que no quería- al final habría una cierta recompensa.

Una canción en Re menor, la tengo que hacer, cualquier día. Cuando aprenda. Cualquier día.
La fiebre de la tormenta, escribirse con cuchillas palabras bonitas con forma de rejas. La tormenta imparable y verla venir y no pararse ante lo que ante  nada se para.

¡Borreguil!

Dar vueltas en la cama pero a las 5 de la tarde.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Tu nombre me sabe a mierda: Noche intencionada y oximorónicamente literaria

Al  que ara la tierra con el malintencionado propósito de sacar algo de ella se llama agricultor; y al que pone ladrillos se le llama obrero, que debería ser ladrillador, que conste. Luego, el que escribe la mierda que sea que escribe se le debería llamar escritor, pues noooooooo. El arrejuntamiento de palabras, per ser, no tiene nombre de profesión, se han de dar una serie de factores, a saber: No has de escribir por el gusto/necesidad/compulsión de escribir, sino con la finalidad de ser escritor, que es un asunto a todas luces diferente, lo que pasa es que no he encontrado aún las luces y ando palpando(me) y eso me debe estar distrayendo, ya os imaginaréis. Segundo requisito: El acto de contar o/y arrejuntar, debe estar engalanado con un número de metáforas 20, alegorías 33, epítetos 17, símiles 16 o lo que se viene llamando no decir nada con el mayo número de palabras posibles.

Sí, estoy bebiendo.

Bourbon, para más señas.

Y había escrito una entrada muuuuy larga y así mil mierdas más. Pero una vez que queda claro que: A/ no soy escritora, B/ no me da la gana serlo, C/ el que quiera ser escritor me parece bien, lo que yo siempre he querido ser es estrella porno y no voy aireándolo por ahí...

¿ Dónde estábamos?

Esta noche es especialmente solitaria. Me empiezo a cansar, mucho de oir  a los demás.

martes, 11 de octubre de 2011

Avant la guerre


Me siento una extraña en el vestuario. Observo. Las mujeres -las mismas que te sacarán los ojos sin dudarlo por un par de calcetines en las rebajas- son amables desnudas. Quien lo iba  a decir. En las duchas soy una voyeur pura y dura, sin ningún disimulo; pero no soy la única. Ligo con una treinteañera preciosa, con unos pechos de muñeca y la piel blanquísima. Mientras me enjabono el pelo me lo pienso un rato, pero la dinámica es demasiado complicada, mi pelo es demasiado largo.Mi marido espera fuera.. Lo dejo pasar. Luego me da por pensar si no habré caído en que se acerca el día que no tenga, sencillamente, nada que pensar. La idea, en vez deprimirme, me excita extrañamente.


Un conocido me tantea con la sospecha, sospecho, de que fanfarroneo. Pero siempre he creído tonterías lo que los demás creen, tontamente. La leyenda crece por su cuenta y es bobada alimentarla cuando basta  no negarla. La leyenda limpia, pule y da esplendor, y lo que es más importante:, por terrible que a veces parezca no supera a la historia real, sólo es diferente en las partes que han de serlo pues el alma humana se encoge  ante la simple idea de lo que no puede concebir . La leyenda esconde con un manto de epiquismo todo aquello que no tiene nombre porque está demasiado oscuro para que le llegue la luz . Y palabra alguna. Aún. Por mala que sea, siempre es hermosa, como hermoso es un cuento en que te sientas a la luz de las farolas de sodio, bajo la noche inmensa, después de haberte bebido seis cubatas, haberte comido gramo y medio de setas y haberte entochado 1 gramo farlopa. Es un cuento hermoso. Como es hermos aquel otro cuento  en el que se te va la mano con la efedrina y te quedas pillada cinco horas sentada al fondo del garito de turno, mientras ves el mundo pasar con lentitud paradógica y frente a ti, y nadie se da cuenta que caminas por el mundo de los muertos con los ojos bien abiertos.  O aquel otro en el que no sabes quien es tu padre y te pasas media vida pensando asustada con quien estarás, en realidad, follando. Pero te los follas igual. Los cuentos son así, con sus enanitos y sus enanas blancas y, en ellos, rara vez pasarás miedo a no ser que ese sea su fin . En la leyenda no todo tiempo pasado fue mejor pero, sin lugar a dudas, es pasado y el pasado, todo el mundo lo sabe, reluce a lo lejos y te hace más guapo, más interesante, más sexy. ¡Mucho más! Y lo que no habrás jodido en la leyenda, ah, ese es otro efecto interesante. La leyenda no necesita, en realidad, contar nada más. Porque nos da alas. A todos. A ti y  a mi. Yep.

Y en eso estamos. Todos la alimentamos, para bien y para mal. Algunos niegan su propia leyenda, la encuentran intolerable, despreciable, aburrida sin más. En ella puede que seas más tonto o más feo, más gordo de lo que eres. Que seas un mentiroso. Pero, eh, quién fue quien dijo que mentir fuera malo. ¿ No creeis que es mejor que se de por hecho que uno es un putero, a que se sepa que obligaste a abortar, a tu mujer, vuestro hijo nonato con 6 meses de gestación? ¿ No será mejor jugar a las comiditas con una chivata de jamaro a los 13 años a reconocer que te acostaste con tu hermano? No, no siempre que se miente  es para contar historias bonitas. Porque las historias bonitas son siempre demasiado chiquitas  para guardar ciertos horrores. Y que importa que puedan pensar de nosotros si no hay enemigo grande cuando el enemigo real aún te colea por dentro. Así que contamos cuentos. O dejamos que otros los cuente por nosotros, pero sólo los que no tienen nada que esconder fanfarronean; supongo que son aquellos que aún tienen miedo a estar solos. 


martes, 4 de octubre de 2011

Smack My Bitch Up



Obligaciones varias --------------> Hecho.
Trabajo ------------------------------>Hecho.
Estudio ------------------------------>Ni de lejos.
Recados por cuenta ajena ------>Ni de coña.
Ir a nadar ---------------------------->En mis sueños.
Imprimir material variado -------->Hecho.
Tocar la guitarra ------------------->Ah, ¿ eso que lleva una semana cogiendo polvo?
Mascarilla facial -------------------> Venga, hombre...
Paliza en la cocina -----------------> A ello voy ahora, yuju.
Tomarme un rato para mi --------> Hecho. Una hora feliz.
Dejar de mirar el correo cada
15 minutos esperando
documentación vital para
el curro -------------------------------> No sé hacer eso, va contra mi carácter.
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= ESTRÉS.

Gracias bonita, yo también sé sumar...


sábado, 1 de octubre de 2011

Dream a little dream of me





 1.Cada vez veo más utópicas las relaciones de amistad plenas entre mujeres. Las mata la competitividad. Creo que tiene más de carga genética, de lucha primigenia por el macho, argh, ( quien dice macho dice un par de zapatos en las rebajas, estar más delgada, tener un coche más grande o la polla más dura, qué más dará) que de falta de ganas. En cambio, la complicidad de la amistad masculina, intangible , que a las mujeres suele pasar desapercibido no tiene precio. Les sigo mirando con envidia. Y no puedo dejar de mirar. Supongo que tendrá algo que ver las pocas ganar de complicaciones que se traen los hombres y, también, un tanto de superficialidad. Es irónico que diga esto una mujer. 



 2.No tengo palabras para describir esta semana. Las tengo, ea, que las palabras no falten. Pero sería vano. Es complicado explicar el nivel de aislamiento que produce el querer y no poder. A veces, hasta a mi, se me olvida que no se trata de ser lo que se supone que tienes que ser: una cosa que siempre he tenido clara es que es una tarea vana el procurarse a uno mismo un nivel de confianza, de adulto, del que se careció en la educación más básica . Hay cosas que, cuando están rotas, no tienen arreglo posible. Siempre me ha enfurecido de la psicología moderna la manía de no buscar culpables para nada. Y enfurecerse uno es una fuerza poderosa. Pude ser un aliciente suficiente para vivir. Una fuerza destructiva que se puede volver una razón única en la vida. Y de eso puedes escribir una enciclopedia, entera, si se tercia. O puedes tumbarte en un rincón y darte por vencida que, supongo, es lo que vamos haciendo, antes o después, los tristes seres humanos a medida que nos damos cuenta que no vamos a parte ninguna. 



 3. Luego pasan cosas hermosas, de repente, por pura fuerza de tirar para delante, y me encuentro rodeada de seres luminosos que me miran a los ojos como si, juntos y en ese preciso momento, hubiéramos descubierto el fuego y supiéramos sin palabras que nuestro próximo movimiento es cantar la buena nueva. Los científicos puros, los que pasan su vida entre investigación y docencia, son lo más parecido a mariposas que imaginarse pueda. Unas mariposas torponas y de brazos extrañamente largos, eso es cierto, y un poco feos también, pero coño, qué esperáis. No les da, precisamente, la luz del sol todos los días. Y de repente recuerdo un recuerdo sacado de las catacumbas de la memoria de otra puta vida que, la verdad, ya no creo que algún día hubiera sido mía, un tiempo en que las cosas eran así todos los días para mi. Donde no existía pequeño barrio obrero y yo pasaba los días entre libros y entre aprendizajes y entre personas que parecía puestas allí sólo para saciar esta sed insaciable que tengo de saberlo todo y saberlo ya. Que lo sabían, realmente, todo y que no había pregunta que dejaran sin respuesta para mi. En un mundo donde hablar de lo listo que es uno es tan tabú y está tan castigado como decir de uno mismo que guapo que es uno o que bien que folla y lo grande que la tiene...no. Espera, eso fue antes de la aparición de Telecinco. Pero sí es cierto que sólo oimos hablar de la gente muy dotada cuando alcanzan sus metas y superan los límites que para los que no pueden resultan inalcanzables. Mientras, un 80% es engullido por el sistema escolar, la ruina económica y la falta de perspectivas educacionales. Luego, me siento a cagar ( mi actividad favorita siempre que no se inmiscuya en ella ambulancias y analgésicos) y leo en una revista que lo que me pasa se llama desarraigo. Es una palabra muy corta para que quepan en ella tantas noches en vela. 



4. A bebé nº1 y a bebé nº2 les ha nacido un hermano que compite por mis atenciones y por mis mimos. Y tengo que reconocer que el primer vistazo que eché al aula de la Facultad de Medicina me hizo llorar un poco. Un poco sólo, ¿eh?, que había mucho público. Y menos mal que, como Lobo, poseo radio incorporada, porque la ocasión requería de ovación y fanfarria y a todos los que me rodeaban les parecía una ocasión muy normal lo que a mi me sigue pareciendo único. Pero, para eso, queda un semestre aún. Y tengo miedo.


miércoles, 28 de septiembre de 2011

I've made my bed, I'll die in it






















Sobre todo no quejarse, ¡coño!
Vivir con miedo a desmayarse de dolor en medio de la calle.
Vivir con miedo a que alguien, con todo el cariño del mundo, te envenene la comida. Y no le digas nada, encima, que lo ha hecho con todo el cariño.
Vivir con miedo a apoyar las manos en la barra de una cafetería y llevártelas, inconscientemente, luego a la boca.
Miedo a que los condones de plátano tengan gluten.
Miedo a que los cigarrillos no te maten de un cáncer.
Miedo a los besos con lengua.
Hacer seis horas de cola en las puertas del Bernabeu y, recién comenzado el concierto, entre desconocidos, pedir ayuda para que te socorra la Cuz Roja. Y sentir rabia, impotencia, vergüenza y miedo. 
Tener miedo a comer fuera de tu casa. No poder jamás hacerlo. 
Tener miedo a las manitas de un niño.
Decir siempre que no. No caramelos, no besos, no un trocito uno pequeño, no como en tu casa, no como tus rosquillas, no comparto tu vaso ni tu botella. He dicho que no. No. 
Vivir con miedo a decir que no.

Vivir con miedo a que el calmante no llegue a tiempo. Que nunca llegue a tiempo. Que nunca haya un calmante suficientemente calmante. Que nada te calme.
Tener miedo de tus propios medicamentos. 
Vivir a base de complementos vitamínicos. Vivir con miedo la llegada de la primera rotura de un hueso. Pasear a los perros con miedo de que te peguen un golpe, de que te desmayes y se pierdan,  de que te desmayes y te los roben. 
Vivir con miedo a que alguien no te crea, a que no te tomen en serio. Vivir con miedo a contar por qué vives con miedo, todos los días, y que no sirva para nada. Vivir con miedo de que sirva para lo que no debe servir contar tus miedos.
Ir a un simposio médico y  que los mejores especialistas de Europa te digan: el tratamiento que llevas para el resto de tu vida no funciona. 
Ver como el resto de enfermos les tira de la polla su enfermedad y sentir miedo.

Ver llegar las 2 de la mañana y saber que esa noche vas a pasar mucho miedo.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Whatever prize there was I could only observe. Where does it end? How can I be cured before it ends?




Era, de todas las cosas malas, la peor que podría pasar. Se sentaba atenta y esperaba a que ocurriera la nada. Por la ventana, entraban cosas. Se sentaba, atenta, y esperaba todas las cosas que tenían que pasar, las que propiciaba, las que deseaba, por las que duramente trabajaba. Se sentaba.


Ese día, como todos, se sentó. Le miraba. Y sentía como, de apagar fuegos, dejaba de pensar en apagarlos y dejaba de ser, y dejaba de pensar. Se cogía las manos, apretadas, en el regazo, y hacía una súplica silenciosa a un ente inexistente. No pedía un cofre lleno de piedras preciosas, ni un anillo brillante,  una nueva encimera para la cocina, la verdad de todas las cosas, la paz eterna; se sentaba, le miraba, suplicaba muda. Le miraba. No pedía un ramo de rosas, ni una mirada suya que no estuviera colgada de un viga del techo, con tres facturas con los bordes rojos y una lista de la compra; una mirada rasposa de extraño y de conocido y de no me mires así. Que soy fea para ti. 

Ella se apretaba las manos y pedía a su ente invisible, misterioso y divergente (¡el del diente prominente, eh, tú, ente!) una palanca. Una palanca brillante y cromada, con 5 velocidades largas y tres cortas, luces de freno y un pomo con una calavera circunscrita en un anillo de llamas, atrapadas para siempre en metacrilato suave: Una palanca de control. De su vida, de su vida, de la suya, de la suya, de la suya de la suya de la suya de la suya de la suya ...

Una palanca, se sentaba. Se sentaba. Y, por la ventana,entraban cosas. Cosas que ella no tenía, ya no tenía, terrazas, con mesas y, sobre las mesas, vasos rubios de cerveza, ceniceros sin usar y gotas de sol atrapadas en gotas de agua atrapadas en superficies lisas que brillaban hasta su ventana y entraban, como cosas olvidadas, golpeaban. Y la brisa. 


Por la ventana. 

viernes, 23 de septiembre de 2011

Anatomía of the girl



Mañana es mi primer día de Uni. Sí, lo sé. En que estaba yo pensando. En realidad me faltan 6 meses para entrar en la Facultad , pero mañana es mi primer día: Sólo hace 20 años que no voy a clase, estoy fascinada, ¿ qué me pongo? ¿ mis habituales medias de rejilla, pestañas postizas y purpurina serán lo adecuado para adaptarme al  entorno estudiantil?, ¿ opto, en cambio, por la camiseta de the riper de Pearl Jam o quizás la calavera en llamas de Metallica?...no, esa no está limpia. ¿ Se pensarán que soy la señora de la limpieza o tal vez  que pertenezco al claustro? ¿ se dice claustro? ¿ qué es, de hecho, un claustro,  más que la galería que rodea el patio principal de una iglesia o convento?  Me sumerjo en un mar de dudas. Por no contar que dudo en sumergirme en mi  petaca.


En 1993 -os pongo al tanto de la fecha porque la veteranía es un grado  y porque me da la puta gana- me hice una camiseta, por el simple procedimiento de coger una blanca del cajón y arrearle con un rotulador negro, que rezaba lo siguiente: "A mi no me preguntes, que soy universitaria". Y con eso resumía/o mi opinión sobre la educación en esta nuestra comunidad. 

Algo no va bien en un ser humano cuando decide que necesita estudios universitarios. Los elefantes no van bien. Los elefantes son universitarios. Y, con este sencillo silogismo, demuestro todo lo anteriormente descrito. Este mensaje se autodestruirá en 15 segundos. O lo que tarde en encontrar una reunión de Alcohólicos Anónimos, lo que ocurra primero.  ¿ Por qué las reuniones de Alcohólicos Anónimos son siempre en locales infectos sobre estaciones de autobuses? No sé, nunca he estado en ninguna. No me dejan entrar. No es broma.

Decidme, al menos, que en la Universidad se puede fumar. 



jueves, 22 de septiembre de 2011

Creo que me ha dado un paralís, un paralís, un paralís




Me he construido un bunker perfecto donde vivo rodeada de mis libros, de planta de colores y de trastos analógicos que reparo y saco brillo con esmero. Un refugio antiaéreo rojo y azul. Un mundo paralelo del siglo pasado, 3 x 5 de muebles sacados de contenedores, repleto de perros y pelos; he arrancado las cortinas y colgado en una estantería, sólo para ellas, mi colección de 300 cassettes antiguas. Tengo una alfombra verde musgo, como un manto de hierba fresca que es lo primero que piso cuando me levanto y sorteo guitarras y cuadernos llenos de apuntes y me conecto al mundo irreal a través de un cable de 20 megas del que bajo discos y discos, pero oiga: Sólo en formato Flac, y libros y libros y pinturas hermosas y fotografías.
Y me siento en mi cama, también verde campo, y ordeno y decido y compongo un mundo de proyectos que me son únicos y que no comparto con nadie, porque no me da la puta gana.

Y me siento. Y sigo aquí sentada. Creo que el arrancar tiempo de mi tiempo para hacer cosas limitadas a la supervivencia más básica, y al embellecimiento del hall de entrada de mi entidad finaciera, puede haberme arrancado de las entrañas la capacidad de hacer cositas pequeñas sólo sólo para mi. Que el fantasear durante las horas de trabajo con el rato estupendo que iba a pasar siendo yo, se pueda haber quedado en, fácilmente, fantasear con ser yo. Que ya no sepa ser yo. Ni para mi.

Creo que me ha dado un paralís. Vital.






martes, 20 de septiembre de 2011

In motion



Un buen plan ejecutado de manera 
violenta esta semana es mejor que 
un plan perfecto la semana que viene
- PATTON

Creo que no es necesario ejercer una fuerza exagerada para quebrar la voluntad más resistente, de igual manera que creo sólo fueron necesarios cuatro soldados para mantener miles de prisioneros tras una simple alambrada en un campo de exterminio. 
En el sur de Francia, es costumbre atar a las terneras en su infancia a un poste que en una semanas se retira. Así las vacas, pase lo que pase, nunca vuelven a moverse de un mismo sitio. Debe ser genial saber que no sólo vive para ti el animalito sino que, además, no se le ocurrirá moverse el resto de su vida. Genial para quien sea genial ese tipo de cosas, digo.

Creo que no es tan difícil encontrar a cierto tipo de gente. Cada uno es un soldadito alemán, o un atador de tiernas terneras a postes imaginarios. Claro que verlo, buscarlo en uno mismo, no mola nada. 

Aparece en mi puerta llorando a las 11 de la noche, con ese gesto quebrado que sólo tienen los ancianos y yo le miro con el mismo escepticismo con el que miraría caer las lágrimas de Mengele. Que duda cabe que Mengele se cogería un disgustillo de vez en cuando, no sé, se le caería al suelo su matraz favorito;  20 años después  recordaría su pérdida y , labilidad emocional, le daría por llorar desconsolada y arrugadamente. Yo qué se. Los viejos sólo son viejos. Parece que las arrugas, los bastones y los achaques ejercieran un efecto pacificador ante los ojos ajenos. El paso del tiempo como juez, jurado y ejecutor, y la sentencia tener el cuerpo como una pasa y la polla como un orejón. Yo que sé. Chorradas. Culpabilidades colectivas. Un Mengele viejo no es más que un Mengele joven con menos porte. Y mira que los alemanes tenían porte, coño, que gente, como les quedaban los uniformes. Que buen ojo el de Hitler eligiendo cortes y colores, caray. 

En fin, ante mi puerta, lagrimeando. Y moi, estatua de sal. Huye de casa como el adolescente que es y el hombre que nunca fue y viene hasta mi puerta y se queja y me dice que le maltrata y que no puede seguir así y que "antes dormirá en la calle" duduaaaah y se sienta ante la mesa de mi cocina y, antes de que apoye el culo en la silla ( la mía), ya me he abierto una botella de rosado espectacular que enfriaba en el frigorífico y me pongo a liarme  un American Spirit con pasimonia y pienso que si me pongo justo a ahora a contar de 100 a 0 de 7 en 7, cuando termine de hablar puedo estar lo suficientemente borracha para no rememorar nada. La nada. 

Así que me concentro en una nada estilo la  Historia Interminable que sale de la punta de mi lengua sonrosada y se extiende por el borde de mi copa, reluciente y preciosa, sigue por el tallo de cristal hasta las puntas de mis dedos; crece y crece y se come mi cuerpo y, como es una nada de silencio y de calma infinita, me ha convertido en hielo traslúcido y no me queda semejanza alguna con un ser humano. La verdad es que, cuando termina, no estoy bastante borracha, pero los seres de hielo traslúcido y de sal y de piedra no necesitan beber nada ni el alcohol rosado ecológico - de vides retorcidas bajo el sol de la yerma tierra menos humana que imaginarse pueda- les hace efecto alguno, así que no me asombra ni una pizca, oye.

Dejo la copa con cuidado sobre la mesa de la cocina y abro mi boca y de mi boca, conformadas por el espacio que antes era vino y humo, brotan palabras que ni oigo, porque para qué, y que él tampoco oye, porque para qué; porque hace tanto tiempo que dejó de escuchar nada que no fuera lo que quería oír que la voz ajena ha dejado de tener efecto alguno sobre él. Y lo curioso es que yo lo sé, y lo curioso es que las cosas que digo las digo, simplemente, porque puedo decirlas. Ese es un privilegio que pertenece a unos pocos. Al fin y al cabo, oír al Mengele quejarse de Himmler no deja de ser un juego vano. O puede que sea la príscina certeza de saber que, si ambos siguen vivos es, exclusivamente, porque un día del pasado recóndito -hace realmente mucho mucho tiempo en una lejana galaxia-  se me ocurrió que el mejor castigo para que expiaran sus pecados era dejarles con vida. Y que su vida durara el mayor tiempo posible. Y que tú puedas verlo, bonita. 

sábado, 17 de septiembre de 2011

Nos hacemos mayores, redundantes y marginados culturalmente * Exile Times ( I )



Tener un acompañante te fija en el tiempo y, 
concretamente, en el presente. 
Pero cuando el carácter de la soledad se asienta, 
pasado,presente y futuro fluyen todos juntos. 
Un recuerdo, un acontecimiento del hoy y
 una previsión están todos igual de presentes. **

Era una casita tan mona. Tanto. Era un lugar acogedor y entrañable. Lo que se viene llamando un hogar. Un lugar fijo en el tiempo y en el espacio donde volver a reconstruirse a uno mismo. Un lugar a donde regresar. Con su jardín y  sus árboles, sus pájaros y  su silencio, sin teléfono, dos canales- apenas- de televisión. Los horarios los regían las luces y las sombras que el sol producía alrededor del mundo tibio con su suave movimiento.

La joven y  prometedora veinteañera, con sus trajecitos de diseño, su pelo liso y perfecto, su utilitario dinámico y su bronceado suave. La viva imagen de la clase social dominante, que iba y venía de la ciudad al paraíso arbolado a la busqueda jovial de trabajo. Relajada y eficiente, sonriente y tan feliz. ( es cierto que su sonrisa era un tanto torcida, pero no lo suficiente para no resultar mona y divertida. Siempre divertida. No lo suficiente, no)

La viva imagen del cachorro de yuppie. La drogadicta de farmacia, con dinero y con soltura. La perfecta yonkie encubierta en un verano inacabable de whisky y anfetaminas. Una autentica delicia. Yep.

Creo que hay demasiadas realidades **

 Ay, la mística de las drogas. El instrumental, la pipa, el pastillero, la jeringa de cristal, el huevo kinder relleno de arroz, la rula, ; machacar, moler, liar, la lenta puesta en escena, la parefernalia y la parsimonia; la introducción del neófito en la pequeña obra de teatro privada, en el club selecto; las señales masonas entre iniciados, la tensa, a veces violenta -siempre molesta- intimidad con tu selecto proveedor desdentado. Guardar un secreto que es sólo tuyo y que pertenece a cientos ( es un club muy amplio,  hay que reconocerlo), la llegada de la noche, la llegada de la luz del día, el mundo silencioso cuando subes, y el insoportable ruido. El desprecio inmenso, el asco, hacia los que perdieron las riendas ante la apuesta y que ya no manejan al cocodrilo. Ñam. Se te ha comido. Yonkie de mierda. 

Ay, la mística de las drogas. El servicio público alicatado por completo de negro. Una tumba, una hermosa metáfora de lo que se cuece sobre la tapa del water...la lección número uno es esta: La droga hay que trabajársela y tú tomas lección mental, muy aplicada, de lo divertido que puede llegar a ser acabar  en un urinario de diseño - con tu melena perfecta y tu Armani de lino- con un farlopero cuarentañero que vive de lo que roba a su madre, pero que está machacando cristales de piedras preciosas, sólo para ti y porque tú lo vales. Una puta fiesta sin fin, donde vale tanto ser perfecta a la luz del día, como puta a la de los neones. De colores.

Es muy extraño, pero cuando te marcas 
una meta se hace difícil no seguir
 hasta alcanzarla, 
aunque se trate de algo impropio
 y ni siquiera deseable **

Por supuesto,  que hay un momento en el que tienes que reconocer que te has pasado de lista, y no es en ese en el que no te reconoces, en el espejo, porque es muy difícil que lo que miras lo llegues en realidad a ver, y tampoco es ese otro en el que un amigo se preocupa y te comenta, compungido, porque ya no te quedan amigos, más que los de la noche. Y esos te comerían el coño con la misma facilidad con la que te tirarían a un pozo. Y  hablo en sentido literal . El día que te das cuenta de que eres una canción Tom Waits te importa  una mierda, porque estás comprobando en directo el segundo acto de esta comedia hollywoodesca. Y , si lo que andabas buscando  era poder "sentir" algo, durante las próximas horas te vas a cansar de sentir. Mierda.

Era una casita tan mona. A veces pareció un hogar. 



* Nick Hornby 31 CANCIONES 
**Olaf Stapledon EL HACEDOR DE ESTRELLAS