Ella se imaginaba que el carácter de la soledad, asentada en sus huesos -pero no en su sonrisa-, desaparecería si se esforzaba lo suficiente. La sensación clamorosa de estar infinitamente SOLA. No la simple soledad que conlleva el no estar acompañado, sino aquella comezón que te acompaña cuando te quieres echar las manos al culo, en medio de una multitud atronadora, y no te lo encuentras. El repasar la agenda repleta y no tener, en realidad, a quien llamar para pedir ayuda, el estar tumbada en la cama, cubierta de besos y de saliva y tener la desoladora certeza de que nada real la entraba por dentro a parte de una polla.
Para conseguir su propósito, levantó todos los telones del mundo, se presentó a todas las pruebas que se cruzaron en su camino, destapó todos los velos, se llevó todas las hostias. Aprendió de los más sabios, y de los más tontos, a dejar de buscar los abrazos infantiles en los trabajos, a no doblarse su plastilina para encajar como la pieza de un puzzle en una caja equivocada en lo que los demás, a su vez, estaban buscando en ella. Aprendió a reconocer todas las trampas, y a huir de todas las pantomimas. Jugó a todos los juegos y memorizó todas las reglas, se cubrió del barro de todos los caminos ajenos, se subió a su imaginario Potala y desde allí, comprobó, una y otra vez, todos sus fallos. Los años pasaban.
Llegó un momento en el que, de verlo todo, ya no veía nada. Si el error estaba en ella, no era un cáncer extirpable, nada visible, como un lunar hecho con rotulador azul en la cara, una tarde de lluvia y de juegos, que se pueda retirar con un kleenex limpio y un poco de saliva. Es curioso, reflexionaba, como los hombres y mujeres sólo quieren, de los demás, aquello que ellos mismos no tienen, y como desprecian las verdades y el mundo precioso y oculto que se nos desvela dentro del prójimo si estamos atentos.
Obviamente, se casó con el primero que la encontró hermosa , tuvo tres hijos, una hipoteca a 30 años y mantuvo un número considerable de regímenes de adelgazamiento por el resto de sus días. Esta no es una película de la tele, pequeñuelos.
No es una historia de la tele.
ResponderEliminarEs una fabula con loba feroz y final abierto (en canal).
El error puede ser tomarse esa vida como algo que arreglar...cambiando el guion del cuento mientras ya estas recitando tu frase.
No ocurre como leemos en las biografias (por cierto esta es muy triste,supongo que " todo parecido con la realidad sea..." ).
No ocurre como las biografias con capitulos,ordenada cronologicamente y donde cada accion parece consecuencia de la anterior ,con claridad de ideas,siguiendo un proposito que se desvela al final del volumen.
En realidad todo pasa a la vez,osea AHORA..luego ya ordenaras si tienes tiempo,y no vas a ningun sitio...eres empujado! ,en muchas direcciones,todo a la vez,todo revuelto.
Hombre y mujeres buscando lo que no tienen.Me gustó mucho...que haya cosas que encontrar ya es otra cosa.
El vacio no debe de ser tan malo,tampoco.Supongo que por eso leemos,para echarle cosas dentro y asi enterarnos,por el eco de tocar fondo,lo profundo que va siendo...hasta donde llegamos de hondo.
No me salen,a fin de cuentas ,las lagrimas...esa niña tiene crios,hipoteca,alguien la ve hermosa,le hacen trajes de saliva y mientras le clavan una polla pensará "en que me equivoco?"...pues en eso gilipoyas: no estás a lo que celebras.
Un saludo.