miércoles, 28 de septiembre de 2011

I've made my bed, I'll die in it






















Sobre todo no quejarse, ¡coño!
Vivir con miedo a desmayarse de dolor en medio de la calle.
Vivir con miedo a que alguien, con todo el cariño del mundo, te envenene la comida. Y no le digas nada, encima, que lo ha hecho con todo el cariño.
Vivir con miedo a apoyar las manos en la barra de una cafetería y llevártelas, inconscientemente, luego a la boca.
Miedo a que los condones de plátano tengan gluten.
Miedo a que los cigarrillos no te maten de un cáncer.
Miedo a los besos con lengua.
Hacer seis horas de cola en las puertas del Bernabeu y, recién comenzado el concierto, entre desconocidos, pedir ayuda para que te socorra la Cuz Roja. Y sentir rabia, impotencia, vergüenza y miedo. 
Tener miedo a comer fuera de tu casa. No poder jamás hacerlo. 
Tener miedo a las manitas de un niño.
Decir siempre que no. No caramelos, no besos, no un trocito uno pequeño, no como en tu casa, no como tus rosquillas, no comparto tu vaso ni tu botella. He dicho que no. No. 
Vivir con miedo a decir que no.

Vivir con miedo a que el calmante no llegue a tiempo. Que nunca llegue a tiempo. Que nunca haya un calmante suficientemente calmante. Que nada te calme.
Tener miedo de tus propios medicamentos. 
Vivir a base de complementos vitamínicos. Vivir con miedo la llegada de la primera rotura de un hueso. Pasear a los perros con miedo de que te peguen un golpe, de que te desmayes y se pierdan,  de que te desmayes y te los roben. 
Vivir con miedo a que alguien no te crea, a que no te tomen en serio. Vivir con miedo a contar por qué vives con miedo, todos los días, y que no sirva para nada. Vivir con miedo de que sirva para lo que no debe servir contar tus miedos.
Ir a un simposio médico y  que los mejores especialistas de Europa te digan: el tratamiento que llevas para el resto de tu vida no funciona. 
Ver como el resto de enfermos les tira de la polla su enfermedad y sentir miedo.

Ver llegar las 2 de la mañana y saber que esa noche vas a pasar mucho miedo.

4 comentarios:

  1. Mientes. Bueno no, son palabras que exageran una verdad, una de ellas, en un momento concreto. Pero yo sé que, en el fondo, mientes, porque tú, en el fondo de los trasfondos, no le temes a nada salvo a que el mismísimo miedo empiece a hablar tan fuerte que creas que es real.

    ResponderEliminar
  2. Te odio profundamente cuando me lees por dentro. No te he dado enlace para eso.

    ResponderEliminar
  3. El miedo es un hijo de puta.
    El miedo de los demás hacia ti es más hijo de puta aún.
    Los que tenemos miedo somos los que menos miedo damos, en general.

    No sé cómo agradecerte lo que me has dicho hoy, a lo mejor un pato. Pero tranqui, lo esterilizaré todo. Yo también tengo miedo de eso.

    Y del miedo a tener miedo. Y lo que ha dicho Nebroa basta.

    ResponderEliminar
  4. Mujer salvaje:
    No sé si es miedo ,si ya es intimo compañero...creo que se teme SOLO que no se conoce.
    Si el dolor te destripa,si las noches son de azufre ,
    si te devoran ,no sabes cuando no donde...y tu resistes,aprietas los dientes y le romperias la cara si la tuviera...entonces es rabia.
    Rabia a chorro, rabia en modo rafaga ,tanta rabia que la boca sabe a sangre,tanta rabia que ahoga...dejas de ser persona y ahora tú personificas la rabia.
    La ira es un gas respirable , sustituye el oxigeno cuando este ya no es bastante.
    Mujer salvaje viviendo en guerra.

    ResponderEliminar